Notas de la vida doctoral #18: de ideas y formatos. La anti-estrategia

En este momento estás viendo Notas de la vida doctoral #18: de ideas y formatos. La anti-estrategia

Hoy me llegó un newsletter y desconocí el material. Raro, siempre hago bastante research antes de suscribirme a nada.
‘¿Quién es esta persona?’ La busqué en Twitter Zeynep Tufecki. Vi este tweet y fue un ‘ahh’ cierto

En español: «No voy a dejar las redes sociales ni escribir en público, pero hay tanto que quiero explorar y que no hago porque no entra en ningún formato (…) Pensando en evidencia emergente. Profundizando sobre algo menor a un gran artículo pero más que un hilo de Twitter».

No hay palabras que podrían describir mejor lo que me pasa. Tengo muchos drafts (borradores), ideas, pero el doctorado me ha transformado de una forma tan profunda, que durante días dudaba si algo me interesaba o no. Si es para un paper, un post para el blog, un video en Youtube, o si es para reflexionar en silencio y listo.

Me cuesta compatibilizar cosas, y ajustar ideas a formatos en los que laburé durante una década incluidos los años del doctorado y es ahora que -creo- dejo esta etapa atrás. Me hizo pensar mucho el último post que escribí sobre el documental The Social Dilemma, porque yo fui una de esas personas del sector de emprendimientos tecnológicos/Internet que tomó consciencia de prácticas non sanctas de su industria, las padeció, y decidió deconstruirse (glup). Manteniendo mi esencia, pero cambiando muchísimo durante el proceso. Y eso tiene un costo que es no poder volver atrás!

Esto fue muy notorio los meses posteriores a presentar la tesis. La primera semana no sabía qué hacer sin esa presión que sólo alguien que pasa por eso entiende. Escribí acá como una bestia, me anoté en dos cursos sobre arte y museos, di otro curso, armé varios otros. Pero poco a poco fui depurando toda esa necesidad de ser productiva.

Otra cosa que me pasó es que me di cuenta lo que extraño los ámbitos académicos, muchísimo. Hice algunos seminarios en los que pensaba «no puedo creer esto, qué delicia!» sobre todo de la New School de Nueva York, sobre los que ya les voy a comentar. Fue como estar por dos horas en esa ciudad, o tener algo de Nueva York en mi casa, de una artista que empieza el seminario, una investigadora que presenta su problemática como poesía, etc, etc. No valoraba esto tanto hasta la pandemia. Eso es lo que cambió mucho estos años, en relación a los anteriores en los que iba a eventos de negocios.

No significa que no deje de mirar se mundo al que pertenecí, del que me siento cercana y conozco mucho, sólo que mi posición ahora es totalmente distinta, mis valores, mis intereses,etc.

Nunca me gustó decir que hago estrategia, o soy estratega porque 1) Nunca me gustó definirme, todo lo que elegí hacer siempre fue para explorar 2) Se fue dando en la medida que todas las startups y redes sociales se fueron consolidando 3) Suena muy maquiavélico. Pero es de lo que trabajé durante unos 13 años, con períodos interrumpidos por otros proyectos, por ser también co-founder, etc. y luego decidir hacer el Phd. Para mi era como «esto es un mientras tanto» porque es lo que me interesa ahora.

Eso es algo que fui dejando de hacer cada vez más, mi día a día cambió , todo el proceso de pensamiento dispone cuerpo y mente de otra forma, requiere períodos de mucha concentración, de descanso, de producir pero de otra forma, etc. que no tienen compatibilidad con trabajar al ritmo de empresas,. Es decir, la academia tiene su ritmo, y la investigación no sucede de un día para el otro de la misma manera que no se busca lo mismo.

Como comenté en el post sobre el social dilemma, algunos profesionales del ámbito tecnológico hemos hecho un proceso de tomar consciencia de lo que hacíamos, y de «deconstruirnos». No es un término que me encante, algunos le dicen desterritorializarse, siguiendo a Deleuze.

Creo que esto último es un poco lo que me pasa ahora, cuando mis «lugares» y formatos virtuales ya no los siento míos, no siento que alcancen. Hice videos para comunicar mejor lo que investigo y trabajo, pero tampoco siento que sean el formato, o no sé quién está mirando. Antes veía eso como el mayor valor agregado de Internet: llegar a cualquiera alrededor del mundo. Ahora necesito saber quién está del otro lado, a quién le hablo, quién me puede responder, y si compartimos algo de todo lo que digo.

Me pasa entonces cuando veo en vivo a escritores y autores top, de la créme radical de la resisténce por Zoom o YouTube , y solo extraño esos momentos en los que nos cruzábamos en algún pasillo algunxs, me sentaba en un seminario en donde solo conocía a una persona, o se armaba bardo y discusión en un asado de un profesor.

Foto destacada: «Desconexión en red» , de Magalí RIera (2018) Museo Carlos Alonso, Mansión Stoppel, Mendoza.

Deja una respuesta